About me.

17 años. México. Mi anterior descripción era una basura.

lunes, 4 de enero de 2016

Han pasado siete meses.

Wow. Aquí realmente huele a muerto.
No he abierto esto desde hace bastante tiempo.
¿Recuerdan mi última entrada? Hablaba sobre dos personas realmente estupendas; de dos personas que en un par de días se robaron mi corazón; de dos personas a las que no he vuelto a ver desde esa tarde en la alberca. Se fueron. O se los llevaron, más bien. Fue su padre. Su papá se los llevó del lado de su madre. Ése estúpido con poder económico una tarde planeó llevárselos mientras Cony (la mamá de Juan Carlos y de Diana) estaba en la tienda. Hubo un juicio. Él ganó. ¿Adivinan por qué? Por ése maldito poder económico.
No quiero entrar en más detalles porque es es algo sumamente personal. Pero no puedo evitar sentir rabia. Muchísima rabia. Cony cuidaba perfectamente a sus hijos, les daba sus medicamentos correspondientes y cuidaba de ellos todo el día, casi ni tenía vida social por estar para ellos. Los llevaba a terapia, veía por ellos mucho antes que por ella. Y no es justo. No es justo que este inepto quiera comprar a sus hijos, y que de verdad sé que no los cuida bien; él no tiene tiempo, es alguien importante desgraciadamente, sólo lo hace para joderle la vida a su exesposa.
Sólo espero volver a saber de ellos, perdimos todo contacto con los chicos y con Cony. Mi mamá perdió el número de ella, yo perdí el Facebook de Diana y Juan Carlos no se conecta a WhatsApp desde hace tiempo. ¿Qué demonios se hace en estos casos? Estoy desesperada. Quiero volver a saber de ellos, al menos que están bien.

Y bueeeeno, tengo que irme. Creo que ya me desahogué un poco y tal.

Intentos de besos con un gran sabor amargo y muchísimo frío,

G, x.